Si en España hay, aproximadamente, igual proporción de hombres y de mujeres, esto tiene que reflejarse en los cargos públicos. Por ello, el número de ministros y ministras tiene que ser el mismo.
Este, supongo, fue el razonamiento que llevó a Zapatero a constituir el primer gobierno “paritario”. Que la conclusión no se siga de las premisas parece que no le importó demasiado. ¿Aceptaría el razonamiento el Presidente de que, al ser, más o menos, uno de cada diez españoles zurdo, es lo suyo que se mantenga esa proporción también en el Consejo de Ministros?
Los cargos electos representan a la población no por las características que comparten con ella, sino porque la ciudadanía los ha votado. Los políticos rubios no representan a los españoles rubios, sino a todos aquellos que les han dado su voto. Igualmente, hombres y mujeres políticos deberían de ser indistinguibles en su defensa de los intereses de quienes les han otorgado su confianza.
Los cargos de libre designación (como son los ministros) son una herramienta con la que cuentan los cargos electos para cumplir la misión que tienen: la gestión de la público. Se espera que los cargos electos seleccionen a su equipo por la capacidad que ofrecen para mejorar la satisfacción de los ciudadanos con el servicio que prestan. Yo no quiero un Secretario de Estado psicólogo, profesor Ayudante, bloguero. Yo quiero que haga su trabajo bien.
Lo que voy a sostener en esta entrada es que el equilibrio entre hombres y mujeres es una medida negativa para la eficacia en los ministerios. Y voy a argumentar esto en dos pasos:
1) La proporción de mujeres interesadas por la política es enormemente menor que la de hombres.
Cojan ustedes cualquier encuesta del CIS en la que se pregunte sobre el tema y verán que para las mujeres, lo que tiene que ver con política, les resulta menos atractivo. Así, por ejemplo, la proporción de mujeres afiliadas a partidos políticos es mucho menor que la de hombres (universo: población de 18 o más años):
Las mujeres están afiliadas en menor medida y, de un modo coherente con esto, las no afiliadas se han planteado en menor medida la opción de entrar en un partido:
Esta tendencia se refleja también cuando uno pregunta a los jóvenes, de 15 a 29 años. Mientras que para el 9% ellos la política es valorada como muy importante, sólo el 5'7% de ellas le da ese valor. En el mismo sentido, las mujeres tienden a valorar en mayor medida, en comparación con los hombres, la política como poco o nada importante para ellas
2) Al ser menos las mujeres que aspiran a ser políticas, también son menos las mujeres brillantes disponibles para ocupar un cargo. Esto ocurre asumiendo igual distribución de habilidad para ambos sexos.
Lo haremos con un pequeño estudio de simulación. En los estudios de simulación se fijan las condiciones que se supone que describen la realidad acertadamente y se ve qué ocurre. En este caso, queremos ver cómo sería la capacidad de la ministras frente a la de los ministros cuando se coge igual número de ellos y ellas, pero cuando la cantidad de hombres y mujeres entre los cuales elegir no es el mismo.
Supongamos que la capacidad para la política se distribuye según una normal (pocos bajos, muchos medios, pocos altos) con igual media y desviación típica para hombres y mujeres. Supongamos que el Presidente, cuando elige a sus ministros, es capaz de detectar a los mejor dotados para el puesto y a ellos es a los que selecciona. Supongamos que elige a cinco de cada sexo. Supongamos que tiene para elegir entre 100 personas. Lo que vamos a manipular es la proporción de hombres y de mujeres que componen esas 100 personas, desde una situación de igualdad (50%-50%) hasta una situación de mayoría al 90% de los hombres, con incrementos del 10%.
Veamos cuál la ratio de la capacidad para la política promedio de los cinco ministros frente a las cinco ministras. (Una ratio igual a 1 indica que la capacidad de hombres y mujeres es igual. Inferior a 1 supone que la de las mujeres es mayor. Superior a 1 implica que los hombres son más capaces).
Como era de esperar, cuando hay el mismo número de hombres que de mujeres disponibles, la ratio es igual a 1. Tanto ministros como ministras son igualmente capaces. Pero, cuanto más desequilibrado es la proporción de hombres y mujeres dispuestos a entrar en política, tanto más desequilibrada es la capacidad de los seleccionados según sexo. Cuando hay más hombres que mujeres disponibles, escoger el mismo número de hombres y mujeres para estos cargos implica, necesariamente, que ellas serán menos capaces, en promedio, que los hombres. O, lo que es lo mismo, que para cargos públicos no se habrán seleccionado a los más competentes.
¿Tiene esto efectos? Sin duda. En las encuestas del CIS también se ve, una y otra vez, que la valoración de las ministras es inferior a la valoración de los ministros. (Tanto con el PP como con el PSOE). ¿Tendrá esto algo que ver con este igualación forzada?
Es una demostración verdaderamente interesante, digna de que la lea el mismísimo Zapatero. Pero le veo una pega a la cuantificación de la capacidad para la política, y particularmente a la interpretación del ratio del eje de ordenadas: "habilidad ministros/habilidad ministras" .
ResponderEliminarDesde el punto de vista cualitativo, se entiende muy bien que al haber menos mujeres que hombres en política, habrá menos que superen un cierto umbral de excelencia. Es como decir que si tienes una población que sigue una distribución normal, el porcentaje de elementos que superan 3*sigma es de uno entre un millón, así que si tienes un millón de personas de población, pues estadísticamente habrá 1 persona más allá del umbral de 3*sigma (una persona que supera el umbral de excelencia), pero si tienes una población de 10 millones de personas, habrá 10 personas que superan el umbral de excelencia. Esto se ve cualitativamente.
Pero la cuantificación que haces, al calcular la relación "habilidad ministros/habilidad ministras", ¿no depende de la sigma de la distribución? No estoy muy seguro, pero creo que sí: la relación de más de 2.5 cuando el ratio es 90/10 no cambiaría si la sigma cambia?
Los defensores de la paridad por ley utilizan un argumento distinto que es, simplificando, que hay muuuuchos/as suficientemente bien preparados por lo que elegir 10 o 20 de cada sexo no plantea ningún problema independientemente de las proporciones en la población.
ResponderEliminarAparte de lo anterior, la selección realizada no sé si ha funcionado demasiado bien. Buscando por ahí, encuentro el resultado del "pulsómetro" de septiembre: aprueban 5 ministros (1 mujer, la vicepresidenta, y 4 hombres) y del resto, los 5 peor valorados son 4 mujeres (Trujillo, Narbona, Espinosa y Álvarez) y 1 hombre (Montilla).
Estoy de acuerdo con el principio de la entrada, pero pienso que con los datos que das de personas afiliadas o no a partidos (no sé el margen de error) la diferencia entre hombres y mujeres realmente NO es significativa y no me sirve como argumento. De los datos que has puesto en las tablas, lo realmente significativo es la poca participación, digamos activa, de la población en política y eso es lo triste, y eso hace que tengamos la catadura política que tenemos.
ResponderEliminarQueda claro que la paridad impuesta no va a poner a los mejores donde les corresponde, pero quizá sí haga que se interesen más las mujeres en política, dejando de verlo como "cosa de hombres".
ResponderEliminarDe todas formas, no llegan a ministros los más cualificados, sino los que mejor han movido sus fichas, es cosa de democracia. Por desgracia, la aristocracia platoniana es pura utopia.
Isengard... sí, los resultados están sujetos a algunas condiciones específicas de la simulación. (Que, de hecho, no tendría por qué haberse hecho mediante simulación; analíticamente puede resolverse). Los valores específicos de la ratio pueden cambiar. Pero lo que nunca va a cambiar es que, si se escoge el mismo número de elementos de entre dos conjuntos de tamaños distintos, la selección no será óptima. Se podrá perder más o menos, y eso dependerá de cómo sean las distribuciones de las poblaciones, del tamaño, de cuántos elementos haya que tomar, etc... pero siempre se perderá.
ResponderEliminarÁngel... efectivamente, cuanta mayor es el tamaño de los conjuntos de los que uno extrae 'ministros y ministras', menos se nota el efecto. Pero en caso alguno desaparece. Forzar la igualdad puede ser negativo para nosotros.
Aparte del razonamiento que tú dices, yo creo que otro suele ser habitual. "Como no hay muchas mujeres en política, el resto no se animan; por eso, hay que forzar la situación un poco". A mí me parece un idea peligrosa porque:
1) Desprecia la inteligencia de las mujeres (o del colectivo infrarrepresentado que toque en cada momento). Las mujeres han sabido tomar las puertas que han querido, tan pronto como se les ha dado una opción. Por ejemplo, ahora la universidad está llena de profesoras, muchas de las cuales no tuvieron profesoras ellas mismas.
2) Hace que se dude acerca de la capacidad de las personas elegidas para ocupar los cargos. ¿Entro por mérito o por la cuota?
3) Como decías, al final la medida te puede salir rana y, en lugar de mostrar mujeres competentes, el mensaje que se lanza es "las mujeres son torpes y sirven para ministras de Cultura, Educación y puestos de baja importancia". Porque lo que llega a la ciudadanía es que sí, las ministras son menos capaces que los ministros, tal y como apuntan los datos del CIS sobre valoracíon de los mismos.
veva... los datos son significativos al .000. No cabe, pues, considerar que las diferencias en afiliación no son debidas al error de muestreo únicamente, sino que son reales. Además, en esta entrada he incluido sólo uno de los ejemplos que podía poder. En otras encuentas se pregunta, directamente, por la importancia que le dan a la política (las mujeres menos) o por cuánto conocen a según qué políticos (las mujeres conocen menos, lo cual bien puede interpretarse como indicador del interés por el tema)...
anso... lo que comentaba Ángel y yo le respondía. Uno empieza metiendo mujeres porque toca y acaba viendo cómo las mujeres son mucho peor valoradas. Uno puede justificar esto porque el machismo se nota en cómo evalúan los encuestados a las personas o, tal vez, y así lo creo yo, porque las mujeres que entran en el gobierno son menos capaces.
Efectivamente, el razonamiento se fundamenta en que hay una cierta relación entre ser elegido ministro y la capacidad para el cargo. Quiero suponer que, en mayor o menor grado, todavía tiene algo que ver una cosa con otra.
La paridad me parece absurda, qu epongan en cada sitio al mejor y punto.
ResponderEliminarAún peor me parece que para puestos como policías, las mujeres tengan que sacar tiempos más bajos que los hombres. Yo quiero que si mi vida pende de un hilo la mejor persona posible intervenga, no alguien que es peor que otro que se ha quedado fuera, pero que ha sido escogido por ser mujer. Si seguimos la discriminación positiva, ¿no deberían rebajar los requisitos a los hombres para trabajar en guarderías? Las mujeres tienen muchas ventajas: están mejor vistas en ese puesto, son mayoría casi aplastante, aparentemente son más capaces en ese trabajo... Ejemplos abusrdos como este se me courren docenas.
bueno, tpc le piden a muchos q mantengan ese nivel físico de por vida, como nadie mantiene el nivel de preparación q tuvo en unas oposiciones.
ResponderEliminarYo creo q, por desgracia, la discriminación positiva es necesaria en muchos campos.