Les recomiendo una lectura 'no falsacionista', esto es, no busquen en qué no tiene razón el autor; dense la oportunidad de ver si algo de lo señalado puede ayudar en su práctica educativa.
¹ Santos Guerra, M. A. (1999). 20 paradojas de la evaluación del alumnado en la Universidad española. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 2(1). [Recuperado el 22/12/09 desde http://www.aufop.com/aufop/uploaded_files/articulos/1224341617.pdf].
- Aunque la finalidad de la enseñanza es que los alumnos aprendan, la dinámica de las instituciones universitarias hacen que la evaluación se convierta en una estrategia para que los alumnos aprueben.
- A pesar de que la nota de corte para el ingreso en algunas especialidades es alta, cuando existe fracaso en la primera evaluación se atribuye la causa a la mala preparación que han tenido los alumnos en los niveles anteriores.
- Aunque la teoría del aprendizaje centra su importancia en los procesos, la práctica de la evaluación focaliza su atención en los resultados.
- Aunque en el proceso de enseñanza/aprendizaje intervienen diversos estamentos y personas, el único sujeto evaluable del sistema universitario es el alumno.
- La evaluación condiciona todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Resulta paradójico que la evaluación potencie las funciones intelectuales menos ricas.
- Aunque los resultados no explican las causas del éxito o del fracaso, la institución entiende que el responsable de las malas calificaciones es el alumno.
- Aunque se teoriza sobre la importancia de la evaluación para la mejora del proceso de enseñanza, lo cierto es que se repiten de forma casi mecánica las prácticas sobre evaluación.
- A pesar de que uno de los objetivos de la enseñanza universitaria es despertar y desarrollar el espíritu crítico, muchas evaluaciones consisten en la repetición de las ideas aprendidas del profesor o de autores recomendados.
- Aunque la organización de la Universidad ha de tender a facilitar los procesos de enseñanza y aprendizaje, las condiciones organizativas (masificación, rutina, falta de estímulos...) dificulta la evaluación rigurosa y de calidad.
- Aunque las instituciones de formación de docentes hacen hincapié, teóricamente, en la importancia de la evaluación cualitativa, las prácticas siguen instaladas en los modelos cuantitativos.
- Aunque muchos aprendizajes significativos tienen lugar en periodos de tiempo prolongados, la evaluación se realiza en un tiempo corto e igual para todos.
- Aunque la finalidad de la enseñanza es conseguir personas que mejoren la sociedad, la cultura de la evaluación genera competitividad entre los alumnos.
- Aunque resulta muy difícil eliminar la arbitrariedad de los procesos de corrección, la calificación tiene el carácter de inequívoca y de incontestable.
- Aunque la participación es un objetivo prioritario de la formación, los alumnos sólo intervienen en la evaluación a través de la realización de las pruebas.
- Aunque se insiste en la importancia del trabajo en grupo y del aprendizaje cooperativo, los procesos de evaluación son rabiosamente individuales.
- Aunque la Universidad investiga desde el cosmos en su conjunto hasta el más pequeño microorganismo, pocas veces centra su mirada sobre sus propias prácticas (en concreto, sobre la evaluación que se practica en sus aulas).
- Aunque la enseñanza universitaria debería encaminarse a la consecución de la racionalidad y de la justicia de la institución y a una transformación ética de la sociedad, la práctica de la evaluación constituye un ejercicio de poder indiscutido.
- Aunque la Universidad se caracteriza por el rigor científico y la exigencia de objetividad, en la evaluación se aplican criterios cuya fijación y aplicación está cargada de arbitrariedad.
- Aunque se dice que hay que preparar a los alumnos para la Universidad, la práctica docente que se lleva a cabo en ella es de peor calidad que la de los niveles anteriores.
- Aunque los indicadores de rendimiento se consideran insuficientes para hacer la evaluación de las instituciones, éstos constituyen la piedra angular de la evaluación de las Universidades.
Me parece interesante la 19. Curiosamente, a medida que aumenta el nivel educativo la formación en pedagogía y psicología del profesorado es mucho menor. De este modo nos encontramos en la universidad con profesores que no tienen ni pajolera idea de cómo enseñar, ya que lo único que se valora en este ámbito es el nivel de conocimientos y el CV como investigador. ¿Tiene esto algún sentido? Para rizar más el rizo, ahora nos encontramos con el EEES. Nuevamente, por arte de magia se espera que el profesor universitario, sin formación en las cuestiones pedagógicas y sin ningún tipo de ayuda al respecto de lo que se avecina, sepa afrontar e incorporar un nuevo modelo de enseñanza. ¿El resultado? Un poco de improvisación, otro poco de creatividad, con otro poco de pasotismo y frustración.
ResponderEliminarSaludos.
Este hombre ha sido director del ICE y no se ha caracterizado por promover nada que solvente los problemas que apunto. Es pedagogo y se le nota. Mucho blablabla y poco actuar.
ResponderEliminar¿Rebaja valor a sus palabras su posible inactividad?
ResponderEliminar¿Es la misma idea 20 veces repetida o se me escapa algo...?
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, se te escapa algo. Ciertamente, el autor escribe 20 por ser éste un número redondo y no se esfuerza especialmente en agruparlas y evitar posibles redundancias. Pero no creo que sea lo mismo 20 veces.
ResponderEliminarYo he intentado hacer el ejercicio un par de veces y nada, sólo me pongo de mala leche.
ResponderEliminar---
O sea que cuando unos alumnos vienen a la revisión con profundos argumentos como:
"Mira, te voy a enseñar a corregir."
"Eso no coincide con mis criterios."
"Te tienes que dar cuenta que si somos cien y todos pensamos lo mismo, entonces tú tienes que ser el equivocado."
"Yo no acepto que esto lo corrijas así o asá."
resulta que lo que hacen es defenderse, reclamando su derecho a "intervenir en la evaluación", contra mi "ejercicio de poder" "cargado de arbitrariedad" que perpetúa la falta de "justicia de la institución".
Yo creyendo que no sabían la diferencia entre alumno y profesor, y era que se la había enseñado un pedagogo.
Pedro, hablar de la intervención del alumnado en la evaluación no equivale a hacer caso a toda la fauna que pueda pasar por el despacho. Ahora bien:
ResponderEliminar* si son muchos los que me dicen "eso no coincide con mis criterios de evaluación", yo me preocuparía. Yo creo que los alumnos tienen ser evaluados con una claridad de criterios tal que casi hiciera posible la autocorrección (asumiendo buena voluntad, claro).
* si casi todos los alumnos piensan diferente a como yo lo hago, no me bajaré por ello del burro sin más. Lo tomaré como un dato relevante que hay que analizar y que invita a actuar. En cualquier caso, me alegraré de conocer esto.
Y, si vienen al despacho a contarme con malos modos cómo hacer mi trabajo, seré todo lo educado que alcance y les daré puerta.
Será Ad Hominen Topo, pero a mi me parece que sólo os entendeis entre vosotros, psicólogos y pedagogos. Al fin y al cabo fueron colegas tuyos los que perpetraron la LOGSE argumentado con falacias. ¿Donde estaba la supuesta ciencia psicológica entonces? Pues no estaba ni estará. Eso sí, de decir obviedades a toro pasado tus colegas saben un montón. Con la crisis sería un buen momento para sacar a todos los pedagogos y psicologos del sistema educativo, en el monto total de parados no se notaría y la educación mejoraría sin duda alguna, o al menos la tranquilidad de muchos profesores de secundaria.
ResponderEliminarSaludos y gracias por el video navideño!
wenaaaaa pero expliquen las 20 soluciones para evitar eso. ajajaja
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