viernes, noviembre 09, 2007

Qué panda de insatisfechos

Ángel (1 y 2) y Pseudópodo no parece que den saltos de alegría con el nuevo Real Decreto de Enseñanzas Universitarias.

Polemizaré. Por el gusto de llevar la contraria.

El españolito medio parece vivir de lo más tranquilo con la educación que tiene su país. Este tema jamás aparece entre los que más preocupan a los ciudadanos ni llena artículos de opinión y tertulias más que ocasionalmente. Parece que la tasa de fracaso escolar o las más bien mediocres puntuaciones en pruebas internacionales son resultados que damos por buenos, ya que no hay reclamación por un cambio. Generalizando, podemos decir que aceptamos que nuestros adolescentes salgan de los institutos con los conocimientos, destrezas, actitudes y habilidades que lo hacen ahora.

Los poderes públicos financian la universidad y diseñan las pruebas de acceso a la misma. Socialmente, también se dan por buenas las exigencias hasta ahora planteadas para entrar en la universidad. Las universidades públican reciben una cuantiosa financiación (no digo en relación al PIB ni en comparación con otros países, sino, simplemente, los millones de euros que manejan). Este dinero se da para que formen a los estudiantes que provienen de un sistema educativo comúnmente aceptado.

¿Podría la universidad concederse la autoridad como para situar sus estándares docentes por encima de lo alcanzable por el universitario promedio? La sociedad paga para que la universidad trabaje con el alumnado que le llega y lo forme según las capacidades de que disponen esos estudiantes. Una alta tasa de suspensos, una exigencia excesiva, supondría que la universidad se arroga capacidad para cuestionar el sistema educativo previo y que no cumple con la función socialmente encomendada. Poner en duda criterios como la tasa de aprobados, para medir el desempeño de las distintas universidades, es un acto de soberbia universitaria.

6 comentarios:

  1. Has hecho una excelente defensa de la mediocridad. La carreta se nos va ladera abajo, no te opongas, mejor empújala un poco más.
    La sociedad paga para que trabajemos con lo que nos llega, en efecto, no para que lo idioticemos un poco más.

    Estos días estamos discutiendo sobre indicadores de calidad que son acordes con el espíritu y la forma del decreto famosete. Y yo lo tengo claro, si quiero sacar una puntuación alta en mi calidad de enseñanza deberé, literalmente:
    1. Aprobar a todos a la primera
    2. Con buenas notas, pocos aprobados y muchos sobresalientes
    3. Tener contenidos en internet
    4. Obligar a los alumnos a ir a clase
    5. Publicar los apuntes de clase con ISBN (sic)

    ¿Por qué? Fácil:
    1. Hay un indicador de caidad que es el porcentaje de alumnos aprobados en primera convocatoria
    2. Hay otro que es un indicador de "éxito" y que depende de las nots que pongas a los alumnos
    3. Sin comentarios, subes 1 punto si tienes contenidos en algun sitio de internet.
    4. Otro indicador de "atractivo" es el porcentaje de alumnos que va a clase,
    5. Y otro es que conste que los apuntes estén en forma de libro (anque estén en internet).

    O sea que si nos quejamos no es porque se nos pongan las cosas difíciles, que es al revés. Ahora todo es mucho más fácil: buen rollo y tó dios con un expediente de puta madre --> calidad suma.

    La discusión es larga por lo que sólo comentaré que tu pregunta:
    ¿Podría la universidad concederse la autoridad como para situar sus estándares docentes por encima de lo alcanzable por el universitario promedio?
    Es falaz. Infravalora las capacidades del universitario promedio (?) y en cualquier caso es una estrategia de machaque a los mejores, a los que hundiremos en la mediocridad ya que exaltamos la mediocridad.
    No estoy contento, no. Creo que los universitarios se merecen algo diferente y creo que este decreto no soluciona ni uno solo de los problemas que existen actualmente en la universidad.

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  2. Topo, eres un sofista. Resumiendo tu argumento, dices que:

    1) A los ciudadanos no les preocupa el estado de la enseñanza media y eso significa que la dan por buena.
    2) La universidad no debería poner un nivel de exigencia mayor del que está al alcance del alumno medio que ingresa en el sistema.
    3) Por eso el porcentaje de aprobados es un buen indicador.

    Bueno, pues creo que todos los puntos son muy discutibles:

    1) ¿Qué les preocupa a los ciudadanos? En los periódicos se habla de muchos temas pero no veo que preocupen mucho de verdad a la gente. Cada uno se preocupa de sus problemas personales. Si juzgamos la importancia de los problemas por el ruido mediático vamos a tener una imagen muy distorsionada. Habría que ver en una encuesta rigurosa qué opinión se tiene de la calidad de la enseñanza media. Creo que es bastante negativa.

    2) La universidad tiene el deber de exigir un nivel superior al que resultaría cómodo a un alumno estándar de la enseñanza media. Seguro que sabes perfectamente quien era Vygotsky y conoces su concepto de "zona de desarrollo próximo", así que no hace falta que te explique más.

    3) Aunque los otros puntos fueran ciertos, el número de aprobados sería un mal indicador porque es muy fácil de manipular e induce el efecto perverso de bajar el nivel forzosamente. Podría ser aceptable si se midiera por un agente externo a la universidad, claro (un examen fin de carrera estatal, por ejemplo), pero no es eso lo que se ha planteado.

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  3. Ángel, no había visto tu comentario. Inisisto en lo que dices: no nos quejamos porque nos lo pongan difícil. Al contrario. Ser buen profesor es más fácil que nunca con estos indicadores.

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  4. Leído en el Fogon Psicobolche, http://psicobolche.blogspot.com/
    (30 de julio de 2007):
    Cuando un indicador se vuelve un objetivo, deja de indicar.
    Un indicador, se entiende, es una variable fácil de medir a través de la cual se deduce el estado de un sistema complejo. Que se vuelva un objetivo es que el sistema complejo en cuestión --que no nos cuesta nada suponer dotado de consciencia y voluntad, en algun grado al menos-- intente manipularlo. Que, dado lo anterior, la dicha variable empiece a separarse causalmente de otras variables del dicho sistema no debiera sorprender.

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  5. No había visto nunca la idea del indicador vuelto objetivo, pero me parece todo un hallazgo. Me lo apunto para repetirlo por doquier.

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  6. Ángel, me acabas de machacar completamente la anotación sobre evaluación de fenómenos sociales. Esto me pasa por provocar.

    Pseudópodo, cada vez que me llaman sofista lo tomo como señal de que voy por el buen camino. ;-)

    Creo que ninguno de los dos ha entrado en el fondo: ¿puede la universidad exigir por encima del nivel accesible (no actual) a un estudiante de bachillerato? ¿Quién ha de fijar los estándares de dificultad, la propia universidad o los poderes públicos?

    Nuevo post para dar algunas respuestas a vuestros comentarios.

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