El Gobierno catalán no tiene en consideración la I+D+i
El retroceso de la investigación
Francesc Xavier Hernàndez / Catedrático de didáctica de las ciencias sociales de la Universidad de Barcelona. Exdirector general de Investigación
Que la investigación es el objeto y el sujeto de la historia del siglo XXI nadie lo duda. Las políticas de I+D+i son básicas y el futuro de nuestro país depende de ellas. Con los consejeros Andreu Mas-Colell y Carlos Solà la Generalitat armó un modelo de I+D+i propio para Cataluña, vertebrado por centros de investigación de calidad, a partir de fundaciones y consorcios, y con participación de las universidades. Se llegó a predefinir el horizonte de los 50 institutos que tenía que constituir el eje de la investigación catalana. La impresionante capacidad de retorno de estos centros y el prestigio que consiguieron en poco tiempo avala el acierto de la propuesta. A su vez, se impulsó ICREA para captar talentos, la AGAUR para gestionar convocatorias y se perfilaron los itinerarios de la carrera investigadora. Estas medidas habían de completarse con una ley de la ciencia que diese congruencia al sistema catalán de I+D+i y que posibilitara la creación de una Agencia Nacional de Investigación que, al estilo del Max Plank [sic] alemán, coordinase los centros adheridos. Naturalmente, estas iniciativas, que apuntaban al fortalecimiento de un sistema catalán, generaban desconfianza en la administración central y en las corrientes políticas sucursalistas.
El proyecto se vertebraba a partir de la conquista que había significado la constitución del departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información [DURSI, por sus siglas en catalán], uno de los aciertos más clarividentes del presidente Pujol.
En los últimos tiempos, sin embargo, se está evidenciando el colapso, por etapas, de este modelo nacional de investigación. Primero fue la deconstrucción del DURSI en el último periodo de Maragall y ejerciendo como enterrador el consejero del Pozo. En paralelo, el proyecto fue minorizado por la política obstruccionista del consejero Castells, empecinado en restringir la creación de fundaciones y consorcios dedicados a la investigación y a condicionar su financiación con las más diversas argucias burocráticas. Finalmente, el golpe de gracia lo ha dado el gobierno Montilla (consejero Huguet y comisionada Palmada). La nueva reestructuración de departamentos provocó una situación de caos y parálisis administrativa, que todavía sufrimos hoy, en el entorno de la I+D+i, no imputable a los trabajadores sino a cargos poco capacitados para tomar decisiones y gestionar el día a día.
Actualmente, después de casi un año de gobierno, lo único que podemos constatar es la inexistencia de proyecto (¿alguien sabe lo que queremos?). Se han alejado los compromisos y las previsiones de inversiones establecidos por el plan de investigación e innovación, así como las sugerencias de instituciones e instancias europeas. El plan de infraestructuras de investigación, que había de paliar el déficit en cuanto a edificios y equipamientos, ni tan solo ha salido del cajón. Se evidencia el debilitamiento del modelo de centros basado en fundaciones y consorcios. Hay una paralización en cuanto a creación de nuevos institutos, con una vergonzosa desestimación de proyectos ya arrancados, especialmente en humanidades y ciencias sociales. Estas medidas se combinan con la asfixia económica de centros ya existentes. Destaca también la falta de criterios respecto a la relación entre centros y universidades y el entreguismo de institutos a la endogamia universitaria (con el peligroso precedente del ICAC de Tarragona). Estas prácticas se han agravado con la fosilización de la carrera investigadora y la incapacidad para impulsar nuevas dinámicas de evaluación y promoción de la investigación. Y todavía hay que añadir la sumisión a las directrices de Madrid en los nuevos planes de ciencia y tecnología.
Es también significativa la retirada, con mentalidad provinciana, de la financiación a misiones científicas catalanas en el exterior (Uzbekistán, Túnez…). Hay que preguntarse también el porqué de la paralización, a cambio de nada, de la ley catalana de la ciencia y la técnica, que definía la Agencia Nacional de Investigación y que ya estaba elaborada y pactada. Por otro lado, el DIUE ha sido incapaz de tirar adelante un Pacto Nacional por la Investigación y la Innovación que se tendría que haber aplicado durante el primer año del nuevo gobierno. Finalmente, lo más relevante ha sido la ineficacia en cuanto a la transferencia de conocimiento y de impulso de la investigación en el marco de la empresa y especialmetne en las pymes, pese a disponer de buenos instrumentos para hacerlo. Por todo esto parece que el nuevo periodo se caracterizará por una política de vuelo gallináceo. Si no hay un decidido golpe de timón, estamos a punto de perder una oportunidad histórica. (Avui, 26/10/07).
martes, octubre 30, 2007
El retroceso de la investigación (catalana) - leído en la prensa
"Dimito y quedamos como amigos". Está claro que esta frase no aplica a Francesc Xavier Hernàndez, exdirector general de Investigación de la Generalitat, dimitido el pasado abril. Vean cómo se queda a gusto con la gestión de su antiguo jefe, el consejero Huguet.
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Buenísimo lo de "no imputable a los trabajadores sino a cargos poco capacitados para tomar decisiones y gestionar el día a día.". Con dos cojones, apellidos y todo.
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