A la vista de esto, uno esperaría encontrar por los campus profesores y alumnos abrazados como hermanos, estudiantes yendo en bicicletas y cientos de personas pensando en cómo hacer feliz al de al lado. Pero no, me temo que no. La universidad es una de las instituciones que consigue acumular más denuncias por irregularidades en la contratación de su personal, donde el cumplimiento de las leyes es algo que tienen que imponer los tribunales, no es algo que de suyo se acepte. La universidad es una de las pocos ámbitos laborales en los que es posible tener vinculación contractual continuada durante años y años y no por ello pasar a ser indefinido. La universidad es un lugar... como todos, en el fondo: que se atiene a la ley porque no le queda otra y que se rige por el sistema de incentivos que le marcan. ¿Que de igual que contrate a malos docentes porque eso no tiene ningún efecto? Pues lo hago. ¿Que la ley me permite aplicar condiciones laborales que no serían toleradas en una empresa privada? Pues lo hago. ¿Que un asociado me saca más docencia adelante que un ayudante, aunque el primero, en general, no investigue y el segundo sí? A contratar asociados, porque a quién le importa lo que la universidad investigue.
La universidad no es la gran reserva espiritual y de conocimiento de España, que es como la institución quiere presentarse a sí misma. Hoy quería aportarles una prueba más, que es la que da título a esta entrada. Quienes hayan seguido este blog durante las últimas semanas estarán al tanto de los efectos de la reforma de LOU (ley aprobada con los votos de todos los grupos menos el del PP) en la figura de los Ayudantes. Según el nuevo redactado, el límite de docencia queda en 60 horas, por debajo del que actualmente aplicaban la mayor parte de las universidades. De aplicarse el curso que viene, muchos departamentos tendrían problemas para cubrir la docencia que tienen asignada.
Y a partir de aquí, cada universidad se busca la vida. En la UAB dicen que "ahhh, se siente, acá tenemos ley propia y esto no nos toca". En otros lugares consideran que este límite sólo ha de aplicarse a los nuevos contratos, no a los que ya están en activo. Sin embargo, muchos universidades sí que aceptan el que los Ayudantes ya contratados puedan estar cinco años en su puesto (como decía, contrato temporal) en lugar de cuatro, que era el límite previo. "Coge de la ley lo que te interese", parece ser su lema. Pero siempre hay quien consigue superar la desvergüenza generalizada. A en esta ocasión el galardón lo consigue la Universidad de Zaragoza.
El Vicerrectorado de Profesorado de esta universidad ha hecho público un informe en el que manifiesta que:
La Universidad considera que, estando fijadas las retribuciones en función de la dedicación de los ayudantes (distinguiendo los que se encuentran a 120 horas de los que se encuentran a 180), lo que no se está contemplando es la retribución de unos ayudantes con un encargo máximo de 60 horas. Por ello el propósito del Vicerrector es entablar negociaciones con los representantes de los trabajadores para que se llene ese vacío y, con ello, se trate de manera desigual a los desiguales.
Un probre doctorando en Zaragoza lleva años dejándose los cuernos para sacar adelante una tesis, unos artículos, dar tumbos por centros de investigación de otros países, con una beca con menos beneficios económicos y sociales que los que consiguen la mayor de sus compañeros de promoción. Ahora que pensaba que se le iba a abrir el cielo porque podría conseguir plaza de Ayudante para pasar a ganar unos 1300 euros le dicen que no, que a dónde va, que no le pueden pagar tanto porque a un iluminado se le ocurrió proponer en el Senado que se limitara a 60 horas la dedicación esta figura contractual que, en realidad, a nadie la importa, limitación fijada, se supone, no para trabajar menos, sino para investigar más.
Pero ese pobre doctorando en Zaragoza sabe que tampoco se puede quejar mucho. Si pide que le pagan como a sus compañeros, esos que simplemente llegaron seis meses antes, lo más probable es que el rectorado opte por no convocar ninguna plaza de lo suyo, que recurra a los asociados. Sabe que si habla de más, lo mismo se queda en el paro, con artículos publicados, habiendo recibido decenas de miles de euros por parte del Estado para su formación, para nada.
Pero, alegrémonos, dejémonos invadir por el buen rollo universitario. Recordemos que, miserias aparte, este es el Año de la Ciencia.
Enhorabuena por el post. Y eso que de lo que pasa en la UZ no conoces de la misa la media.
ResponderEliminarFdo.: Un ayudante de la UZ que el año que viene va a dar 180 horas de clase.
Dicho con poca poesía: mucha m***da tiene que haber en la Universidad de Zaragoza para que rebose y nos enteremos los que estamos fuera.
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