Ayer hubo huelga. En Barcelona, los convocantes consiguieron juntar la increíble cifra de tres mil personas. En Madrid, unos cuatro mil quinientos, según la Asamblea organizadora. Un éxito indudable. Así a ojo, como uno de cada treinta o cuarenta universitarios sintieron que aquella iba con ellos y que valía la pena concentrarse contra Bolonia. Si en lugar de una huelga se tratara de un programa de televisión, seguro que no duraba ni dos semanas más.
Supongo que esto les dará igual a los que montaron el follón. Ellos están por encima de cuestiones tan superficiales como que sus intereses correspondan con los intereses de aquellos a quienes se supone que defienden. Incluso están por encima de entender aquello contra lo que se manifiestan. Sirva de ejemplo la idea de los colectivos promotores de estos festejos en la UAB: invitaron a dar una charla a Arcadi Oliveres, profesor de Economía Aplicada y presidente de Justicia y Paz. ¿Sus motivos para escoger a este ponente? No los tengo nada claros, ya él comenzó su exposición "aclarando que está en desacuerdo con el proceso de Bolonia, pese a confesar que no sabía mucho sobre el tema". Toma ya.
Como las ideas son lo de menos, entraré en los modos. A ver si a esta gente le quedan claras algunas pequeñas cosas:
1.- La huelga es un derecho, no una obligación. Esto implica que el resto de estudiantes tienen la libertad de optar por ir a clase. No tienen justificación los piquetes. No tienen justificación el escándalo y el ruido para hacer inviable el ejercicio del derecho a disfrutar por la educación que se ha pagado.
2.- Esto significa que el siguimiento de la huelga no es algo que se pueda someter a votación dentro de un grupo. Si un solo alumno quiere ir a clase, puede ir a clase. ¿Te fastidia? Enhorabuena, acabas de descubrir que la vida es elección: reivindicas o sigues el ritmo. Si lo quieres todo en la vida, todavía te queda algún hervor para terminar de madurar.
3.- Yendo más lejos. Aunque ningún alumno asista a clase, los temarios avanzan. Es una huelga de estudiantes, no de profesores. Lo contrario es reducir los inconvenientes de la huelga o, lo que es lo mismo, incentivarlas.
4.- Los bienes públicos son de todos y su uso se decide entre todos o a través de los gestores/representantes que correspondan. Por tanto, los bienes públicos no están para que cada cual haga con ellos lo que le venga en gana, incluyendo su destrozo. Algunos argumentan que su causa es tan noble que está por encima de 'detallitos' como estos. Bonito ejemplo de pensamiento egocéntrico.
5.- Las paredes, aunque parezca mentira, también exigen un cierto mantenimiento. Las pintadas requieren de productos de limpieza específicos y de una mano de pintura. ¿Cómo algunos pueden reivindicar la universidad pública forzando a ésta a que se gaste parte de su presupuesto en reparar destrozos?
Lástima de representantes de estudiantes...
Últimamente escribo con menor frecuencia. El trabajo me tiene centrado en temas como el análisis factorial, los estudios de generizabilidad de la fiabilidad, cuestiones del tamaño del efecto... asuntos fascinantes pero que, salvo enorme sorpresa por mi parte, no le interesan a casi nadie. Aun así, espero seguir encontrando tiempos para escribir sobre universidad, educación, psicología...
No te creas. Toda la vida he deseado profundizar en el tema de la "generizaqué?". Un saludo y no trabajes tanto.
ResponderEliminaraquí se dedicaron a sellar puertas que no tienen nada que ver con clases. Es decir, ni siquiera eran alumnos de la facultad...
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