Multitud de psicológos han dedicado esfuerzos y estudios para evaluar el impacto que tiene sobre los chavales el hacerles repetir curso. Para poder medir esto, es necesario contar con un grupo con el que poder comparar a los chavales repetidores. Un estudio que concluya que los niños que han repetido alguna vez terminan trabajando en puestos de menor sueldo que los chavales que jamás han repetido sería un estudio que ofrecería una verdad trivial. Este dato no nos diría nada de la conveniencia o no de hacer repetir a los chavales, dado que la diferencia entre los dos grupos no podría ser imputada con claridad al hecho de repetir. Los chavales que repiten difieren de los que no lo hacen no únicamente en la variable 'repetición', sino también lo hacen en origen socio-económico, capacidad intelectual y quién sabe cuántas variables más.
Por suerte (desde el punto de vista del investigador), no todos los chavales de bajo desempeño repiten. La decisión de si lo hacen o no depende de padres, profesores y psicólogos escolares. Si conseguimos garantizar que aquellos chavales que sí superan curso, aún no superando los objetivos educativos, son iguales a los que repiten curso precisamente por no rebasar los objetivos, estaremos en condiciones de poder hacer una comparativa entre ambos grupos y ver el efecto de la variable que queremos evaluar. Tenemos que garantizar, en la mayor medida posible, que los dos grupos son iguales en todo, excepto en el hecho de haber repetido.
Como ejemplo de las conclusiones a las que llegan los estudios hechos en EE.UU. sobre este área:
Los estudiantes que han repetido alguna vez tienen peores niveles de ajuste académico (una combinación de logro, comportamiento y asistencia) al final del undécimo curso (Grade 11), son más propensos a abandonar el instituto a la edad de 19, tienen menor probabilidad de recibir un diploma a la edad de 20, tienen menos opciones de estar apuntados en un programa educativo después de secundaria, reciben una valoración de su estatus de educación/empleo más bajo, se les paga menos a la hora, y reiben una evaluación más baja de su empleo/competencia a la edad de 20 años, en comparación con el grupo de estudiantes de bajo desempeño que no habían repetido. [Tomado de Jimerson et al. (2006). Beyong grade retention and social promotion: promoting the social and academic competence of students. Psychology in the Schools, 43, 85-97.]No he revisado con exhaustividad la literatura sobre el tema. No conozco si existen estudios de este tipo realizados en España. Ignoro las diferencias existen entre el sistema educativo en EE.UU. y España que puedan hacer que los resultados no puedan ser generalizados al caso de nuestro país. En todo caso, abro una ventana para quien le pueda resultar de interés.
en mi promoción hubo repetidores y se adaptaron bien. Claro, que tuvieron bastantes años por delante para hacerlo. Supongo que no es lo mismo repetir en segundo de EGB que en la ESO.
ResponderEliminarMuy interesante. Es un asunto muy complejo y difícil de medir. Me gustará ver cómo lo han hecho los autores del artículo. En cualquier caso, me da la impresión de que en EEUU la vinculación entre repetición y fracaso escolar es mucho más fuerte que en España--pero no sé por qué.
ResponderEliminarSi estás hablando de docencia universitaria, la decisión está clara: repetir. Así evitas que pasen a cursos superiores, o tengan un título, gente que no esté preparada. Sería una irresponsabilidad hacerlo de otra forma.
ResponderEliminarPor otro lado, si se trata de una optativa, pocos repiten. No se matriculan al año siguiente y listos
Al leer la anotación me da la impresión de que se trata de sostener una hipótesis:
ResponderEliminar"Si hacemos repetir a un alumno le estamos condenando al fracaso escolar"
El caso es que, incluso cuando esta relación causal se verificara per se, hay una variable previa que es clarísima, aunque no podamos definirla: La causa que le llevó a no superar el curso. Es ésta la que le llevará al fracaso escolar y no la repetición de curso.
En mi opinión, permitir el paso de curso debería ser algo excepcional (¿el 1%?). Soy un ferviente defensor de que se inculque la correlación entre esfuerzo y resultados. Hoy en día, en la educación hay tantas oportunidades de superar las pruebas que las pruebas en sí mismas no cumplen con su cometido.
No puedo hablar por la secundaria, pero sí por la educación universitaria. Tengo alumnos en sexta convocatoria en una asignatura que tiene una tasa de suspensos del 25-35%. Algunos nunca han pasado del 3. Se han presentado 5 veces a una optativa facilona. Ni se sonrojan cuando sacan un 1. Se presentarán tantas veces como sea necesario hasta que tengan suerte y les caiga un examen fácil, o un par de preguntas que les resulten favorables por lo que sea. Llegarán a la quinta convocatoria y, si no lo consiguen, se matricularán de otra. Ad infinitum.
Quizá soy un poco pesimista, univ, pero creo que la correlación esfuerzos-resultados se pierde antes de llegar a la universidad. Y poco se puede hacer ya.
ResponderEliminarLo que pasaba antes con las "hueso" está pasando ya con las "maría"... Muy triste el cotillear las notas de una "hueso", ver que la mayoría suspende, que muchísima gente no llega al dos, pedir el examen y ver que son infinitamente más sencillos que hace 3-4 años.
anso, sí que pienso que eres un poco pesimista. También pienso que es nuestra obligación como profesores universitarios intentarlo con fé.
ResponderEliminarNo hay estudio en Epsña, pero ya os digo yo los resultados. Los que repiten se colocan peor de media y estudian menos.
ResponderEliminarHabrá de todo, obvio, pero lo normal es que el repetidor es alguien con menos capacidad o que pasa totalmente de los estudios; por lo que lo natural es que no continue estudiando en cuanto tenga opción y, por lo tanto, opte a trabajos generalmente de menos nivel y menor remuneración (salvo el fontanero que viene a mi casa, que no tiene mucho nivel, pero sí una buena remuneración...)
Mi opinión: suspendes, pues a repetir toca.