Hace poco asistía a unas jornadas sobre evaluación educativa. Recojo una de las afirmaciones que ahí se hicieron para explicar por qué la educación en España puede estar como está. No llevé grabadora, así que no puedo transcribir literalmente lo dicho, pero sí el espíritu de lo que se quería transmitir.
En el informe PISA se encuentra una correlación entre el PIB per cápita y los resultados de la evaluación. En el figura de abajo (sacada de acá) se puede ver el caso de los resultados en lectura (click en la imagen para agrandar):
Ahí se puede ver cómo España está básicamente sobre la recta de regresión. Dicho con otras palabras, y esta era la interpretación que se quería dejar entrever, en España no lo estamos haciendo tal mal: obtenemos los resultados que cabía esperar dado nuestro nivel de renta.
De este modo, la línea causal establecida es nivel de renta -> resultados académicos. Los profesores, el MEC, las Comunidades Autónomas, las familias, los chavales... todos los responsables educativos están haciendo lo que cabía esperar. Un guiño a la audiencia de las jornadas (organizadas por CC.OO.): no se nos puede echar nada en cara.
Pero, ¿qué ocurre si rotamos el gráfico y hacemos que la línea causal sea resultados académicos -> nivel de renta? Teóricamente, no hay ninguna razón para no hacerlo. Es más, habitualmente se considera la educación como una de las vías para el desarrollo de los países. Ahora cambía totalmente la lectura. Ahora el análisis a realizar sería, más bien, que los fracasos educativos de este país están lastrando el desarrollo económico del mismo. Visto así, cada profesor que no saca de sus alumnos todo lo que podrían dar de sí; cada político que por dejación, ignorancia o por un puñado de votos no toma las medidas oportunas; cada familia que no se vuelca en la educación de su hijo; cada estudiante que no pone de su parte para formarse lo máximo posible; todos ellos están bajando la calidad de vida del resto de ciudadanos de España. El lugar de control ha cambiado radicalmente. Así interpretado, la pelota está en el campo de los responsables educativos.
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