viernes, septiembre 14, 2018

El triste panorama de la adaptación de instrumentos de medida al castellano

Voy a caricaturizar (o no) el proceso de adaptación de un cuestionario desarrollado en inglés al español. Este trabajado dará pie a una publicación en una revista de más o menos prestigio y, con suerte, será altamente citado.

- Localizamos el cuestionario a traducir, adaptar y validar. El cuestionario XYZ. Pasamos por alto que ya se han desarrollado versiones nuevas y que van por el XYZ versión 3.
- Como carecemos de conocimientos psicométricos adecuados, no somos capaces de detectar que ya en el propio artículo de presentación del XYZ se vaía que ese cuestionario funciona entre mal y regular. Pero el peso de la letra impresa nos desborda y, total, ¿quién se lee con detalle la sección de Resultados?
- Traducimos con nuestros conocimientos de inglés macarrónicos el cuestionario al español. En el manuscrito diremos que hemos realizado un proceso de retrotraducción y blablabla, cuando hemos ido para adelante con el Traductor de Google y nuestras santas narices.
- Cambiamos el orden de los ítems con respecto a los cuestionario original porque, a fin de cuentas, ¿por qué va a ser importante respetar íntegramente el instrumento de medida tal y como se diseñó y presentó?
- Cambiamos las opciones de respuesta, que en nuestra cabeza suenan mucho mejor otras. Mantener la comparabilidad internacional en la medida de lo posible es lo de menos y para chulos nosotros.
- Reclutamos una muestra de 200 estudiantes universitarios y les pasamos nuestro cuestionario a validar más otros tres o cinco cuestionarios más. En realidad no tenemos expectativas teóricas sólidas de cómo tendrían que relacionarse los diferentes constructos, pero es lo que se suele hacer y da volumen al manuscrito.
- Aplicamos técnicas psicométricas que se sabe desde hace décadas que están desfasadas. No podemos entender los matices de medición del artículo original, vamos a poder aplicarlos nosotros... Y, claro, no vamos a invertir tiempo para ponernos al día en los métodos estadísticos necesarios para nuestra investigación.
- Con nuestra pequeña muestra y nuestra psicometría cubierta de polvo, decidimos empezar a quitar ítems a placer con respecto al instrumento original, lo que antes se supone que medía X ahora pasa a medir Y... Claro, porque nuestra muestra y nuestros análisis son más sólidos que toda la investigación previa sobre este test.
- Redactamos el manuscrito, que estos de psicometría se escriben casi con plantilla. Y lo conseguimos publicar.

¿Y qué ocurre tras esto? Dos problemas principales. Por un lado, que aquellos que quieren realmente medir bien los constructos que se supone que puede medir el test XYZ (mejor, en su última versión) no cuentan ahora mismo con una correcta adaptación al castellano del test. Una mala medición no te la apaña ninguna estadística, por más que uno intente a posteriori aplicar las técnicas más punteras. Si has medido mal estás básicamente tirado. Por otro lado, que aquellos que quieren adaptar con algo más de rigor los instrumentos a nuestro idioma se encuentran con serios problemas para publicar su estudio porque una mala validación ya es excusa para decir que el nuevo estudio no es novedoso y no aporta nada suficientemente relevante.

Indudablemente, estoy generalizando y simplificando. Hay grandes artículos de adaptación o desarrollo de instrumentos por parte de investigadores españoles. Pero considera que el problema es tristemente mucho más amplio de lo que deberíamos permitirnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario