Las Universidades del siglo XXI¹ El Reino Unido participa en el EEES desde su constitución.
La ministra alemana de Ciencia y Tecnologia, Annette Schavan, ha dado recientemente una conferencia en la Fundación Rafael del Pino sobre el papel de las universidades en las sociedades del conocimiento que se espera emerjan en Europa en este siglo a la que tiene el honor de asistir.
Estuvo acompañada por su homóloga española, que pronunció unas palabras de clausura. Aunque ambas expusieron los objetivos a alcanzar, lo hicieron en términos generales, y no mencionaron ninguna de las reformas esenciales que son necesarias para sacar al sistema universitario del continente europeo del marasmo y estancamiento en que se haya sumido.
La doctora Sehavan expuso con entusiasmo una serie de principios generales que deben guiar la labor de las universidades en este siglo. Atraer a los mejores estudiantes sin consideración de su procedencia, lograr la movilidad de profesores y estudiantes en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), mejorar la transferencia de los resultados de la investigación a la economía, etcétera. Todo ello enmarcado en el proceso de Bolonia por el que se crea el EEES.
El proceso de Bolonia constituye un intento de armonización de las universidades europeas, sobre todo en cuestiones formales como los nuevos títulos universitarios: grado, máster y doctorado. Esto, filosóficamente, requiere una intervención importante de los ministros de Educación, es decir, de los politicos, en la formulación de la nueva organización universitaria.
Existe una contradicción evidente entre la homogeneización que supone el EEES y la independencia total de las universidades americanas (públicas o privadas) del poder político. Éstas son un modelo de excelencia que en cierto sentido los politicos europeos quieren emular. En The Times Higher Educational Supplement de 2006 se apuntan las 100 mejores universidades del mundo. Entre las 50 primeras figuran 42 universidades anglosajonas (americanas, británicas, australianas, canadienses y neocelandesas). Alemania no tiene ninguna. Conscientes de la supeñoñdad del sistema universitario anglosajón y de la decadencia relativa de las universidades alemanas, el gobierno de Schröeder manifestó en 2004 su intención de impulsar la creación de una universidad de élite, similar a Harvard o Stanford, e inmediatamente aludió a la necesidad de una financiación y dirección estatales. Esto mostró que ignoraba que las universidades americanas de élite son excelentes precisamente porque el Gobierno no juega ningún papel en su dirección. Los estatutos de Harvard o de Stanford no aparecen en ningún boletín oficial, y para su modificación no se requiere el consentimiento de Gobierno alguno. Es de esperar que los politicos europeos acaben de comprender y aceptar de una vez esta característica básica de las universidades anglosajonas. Es imposible describir el modelo de las universidades públicas americanas. Porque no existe. Cada Estado ha creado por acción legislativa su sistema propio de universidades públicas. La Universidad de California, en realidad un sistema de diez universidades, es la mejor universidad pública de EE.UU. Sus caracteristicas básicas son: plena independencia del poder politico, financiación que proviene tanto del Estado como del sector privado, profesores que no son funcionarios, alumnos que son seleccionados por méritos, y la inexistencia de títulos oficiales (es decir, sus titulos son avalados exclusivamente por el prestigio de la propia universidad y no son homologados por nadie más).
Ni el gobierno federal ni los gobiernos de los estados tienen ministros de educación responsables de las universidades. Estas se gobiernan a si mismas. ¿Cómo? La Constitución de California estableció hace 125 años un Consejo de Regentes (CR) de 26 miembros al que confirió el poder pleno para organizar y gobernar la UC. Dieciocho regentes son nombrados por el gobernador para doce años. Siete son miembros natos de la Administraci6n, y uno es un estudiante nombrado por el CR. El mandato del gobernador de California es de cuatro años, por lo que la independencia del CR está garantizada. La única influencia de la Administración sobre la universidad es la obvia: la asamblea legislativa determina por votación la contribución estatal a su presupuesto.
Y sí, en épocas de vacas fiacas como la actual, hay recortes y UC congela sueldos, elimina programas académicos y se desprende de profesores.
Las mejores universidades europeas se encuentran en el Reino Unido (Oxford, Cambridge, Londres} y en Suiza (Escuela Politécnica Federal de Zurich, ETH). Éstas contratan con plena libertad a profesores extranjeros; ETH tiene del orden del 50% de profesores permanentes extranjeros. Las universidades emblemáticas del Reino Unido son públicas y privadas a la vez, es decir son financiadas casi al 50-50 por el gobiemo y por fondos privados. La independencia con respecto al gobierno es total. La Universidad de Carnbridge tiene unos estatutos del siglo XIII que sólo pueden ser modificados por la Reina. Su independencia quedó establecida de forma tajante en 1689, cuando los fellows del King’s College (uno de los colegios de Cambridge) rechazaron el nombramiento de Isaac Newton como su Rector, hecho por el rey Guillermo II.
La calidad de la enseñanza e investigación de las universidades del Reino Unido es evaluada por comités académicos cada cuatro años, y el gobierno asigna las subvenciones a las mismas en función de esta evaluación. Aparte de esto, las universidades no están sometidas a control alguno del gobierno. Las universidades británicas no han considerado entrar en el proceso de Bolonia¹.
En Suiza, aunque sus universidades son públicas, sus profesores no son funcionarios y tienen también un sistema de gobierno plenamente independiente del poder político.
Las universidades americanas, británicas y suizas, mediante el uso de su autonomía plena, seleccionan a sus profesores y estudiantes con plena libertad, y por tanto desde siempre han resuelto el problema de la movilidad de profesores y alumnos, y el de la homologación de títulos universitarios, ya que sus títulos propios gozan de un gran prestigio.
Si no se abandona el modelo continental europeo actual (Francia, España, Alemania) de universidades públicas reguladas por los gobiernos y con profesores funcionarios, las únicas universidades europeas capaces de responder al reto globalizador en el Siglo XXI serán las británicas y las suizas.
viernes, marzo 27, 2009
Las Universidades del siglo XXI - leído en la prensa
Un artículo de Carlos Rodríguez Braun en La Razón me ha llevado a esta columna de opiníon de José Canosa, publicada en Actualidad Económica (06/03/09; PDF disponible aquí).
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Y, ademas, en EE.UU., como los titulos son propios de la uni y no hay titulaciones oficiales, no hay que pasar por el calvario de las homologaciones de titulos que existe en Espanya. Con la reduccion de burocracia inutil que ello conlleva. Para muestra, un boton (perdon por el autoenlace).
ResponderEliminarAdemas, es curioso que, a pesar de la falta de homogeneizacion en EE.UU., las escalas educativas son relativamente homogeneas, con el proceso Bachelor-Master-Doctorate comun en casi todas las unis.
ResponderEliminar@jordi El mundo universitario USA es bastante caótico y si bien no hay titulos oficiales, si hay unas acreditaciones que deben pasar para que sea reconocido por las autoridades. Es decir, que un PhD por la Universidad de micasita State no tiene ninguna validez en el mercado ya que esa unvesidad no está acreditada.
ResponderEliminarAnónimo: Imagina que, por error, se cuela Micasita State University y consigue acreditación. ¿Ganarían mucha empleabilidad sus doctores con esto? ¿Crees que hace falta una proceso de acreditación oficial para marcar la utilidad de los doctorados?
ResponderEliminarYo creo que un doctor por MSU no habrá aprendido mucho, habrá publicado menos y tendrá un currículum que entra en un post-it. Así, no habrá quien lo contrate, con acreditación o sin ella.