Aviso para despistados: el próximo día 9 hay elecciones generales. Por la noche nos enteraremos de si el PSOE o el PP suman más congresistas. (Quien consiga más senadores da igual, porque ganar en algo que no sirve para nada no tiene mucha gracia).
Desde mi punto de vista, en lo que se refiere a la universidad, lo mismo da que da lo mismo quien sea el próximo presidente de gobierno. Los dos partidos mayoritarios adolecen de errores en la comprensión de la universidad de tal calibre que los incapacita para mejorar la situación.
El PP desconfía de la universidad. El PSOE confía demasiado.
El PP quiere atar en corto a la universidad, dar un marco legal y normativo rígido, por el que no se pueda escapar una institución que, en general, se muestra ideológicamente muy separada de él. Desde el punto de vista del PP, corresponde a los políticos cerrar al máximo las alternativas, de tal modo que el camino que pueda recorrer la universidad sea estrecho y, bien jaleada desde atrás, lo ande a buen ritmo.
El PSOE cree en la autonomía. Los problemas de la universidad provienen, en todo caso, de carencias de financiación. Olvidan que un sistema mal ajustado es como un coladero, que es imposible llenar por más agua que se vierta. Entienden que la gente que compone la universidad tienen alguna motivación por hacer su trabajo bien.
Obviamente, se trata de un resumen de ambas posturas. El PSOE, por ejemplo, ha dado muestras de una gran querencia por los reales decretos a la hora de marcar cómo han de gobernarse las universidades. Así, por ejemplo, los futuros planes de estudio nacen ahogados por rigideces normativas, o leyes orgánicas definen incluso la dedicación docente de ciertas figuras de profesorado, como si fuera una decisión que los claustros no pudieran tomar.
Pero, en cualquier caso, estos dos modos de entender la universidad impiden el desarrollo y madurez de la misma. Por un lado, marcar un único camino por el que todos han de marchar es nocivo, por tres motivos. Primero, porque todo depende de lo acertado en la selección de la meta. Segundo, porque decisiones externas reducen la probabilidad de que la gente se sienta vinculada con ellas. Tercero, porque pocos programadores tomando una única decisión neutralizan la excepcionalidad que puede surgir cuando son muchos quienes se ponen a pensar.
Por otro lado, que las universidades desarrollen y apliquen medidas que mejoren sus resultados depende de que éstas vayan a ganar algo por ello. Lo que van a perder es claro: tranquilidad, la paz institucional de cuando todos toleramos las miserias ajenas... El PSOE es bueno en dar cuerda larga, pero bastante malo en enseñar la zanahoria y dejar claro qué hace falta para conseguirla.
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En el libro gordo de Petete, que diga, en el Libro Blanco de Zapatero, página 116 del PDF, se incluye una página del número de Nature del 28 de febrero de este año, donde se habla del despegue de la investigación española. ¿Habrán pedido permiso a los editores de la revista o se estarán saltando el copyrigth tan ricamente? Tan amigos como son de la propiedad intelectual, imagino que ni se les habrá pasado por la cabeza la segunda opción...
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