viernes, diciembre 21, 2007

Quiero poder abofetear a mi hijo

Se acabó cruzarle la cara al hijo cuando los padres lo consideren oportuno. Los políticos, que todo lo saben, han modificado el redactado del Código Civil, de tal modo que
no sólo elimina la posibilidad de «corregir razonable y moderadamente» a los hijos sino que indica cómo los padres deben reprender a los menores «con respeto a su integridad física y psicológica» y «de acuerdo con su personalidad». ABC. (21/12/07)
No veo de dónde se sacaba que "corregir razonablemente" era una puerta abierta a darle un cachete a los hijos. "Corregir razonablemente" hay que entenderlo como "corregir según lo que la sociedad del momento entiende como razonable". Los usos y costumbres cambiantes iban alterando al mismo tiempo la interpretación de la norma, sin necesidad de modificar palabra alguna. La antigua redacción impedía la bofetada tan pronto como la corriente social mayoritaria la inconsiderase excesiva.

Igualmente, queda poco claro por qué vender como innovación lo del "de acuerdo con su personalidad", puesto que es una frase ya incluida en la versión previa del Código. Y el "respeto a la integridad física y psicológica" es algo también cuestionable como avance. ¿Dónde acaba la integridad física? Estamos de acuerdo que cortarle un pulgar a un hijo por llegar tarde a cenar viola su integridad física. Pero, ¿por qué no respeta su integridad un bofetón, teniendo en cuenta que el físico del niño antes y después sigue siendo exactamente el mismo? Niño - bofetón - lloros - pasan cinco minutos - mismo niño. El redactado nuevo de la norma no excluye el bofetón, al menos no de un modo claro. Lo que impide el bofetón es la interpretación que han manifestado que hemos de realizar sobre cómo han dejado ahora el Código Civil. Y si se trataba de cambiar formas de entender la ley, con decir que cambiaramos la interpretación de lo previo ya íbamos bien.

Sorprende que en lugar alguno uno encuentre, para justificar esta restricción en los derechos de los padres (o ampliación en los derechos de los hijos, según se mire), una defensa de que una bofetada pueda tener efectos adversos en el desarrollo de los chavales. No se puede pegar a los niños, no por los efectos que tiene en ellos, sino porque no se puede pegar a la gente. Hasta ahí de acuerdo: a mí no me cambiaría la vida que mañana mi panadera mi diera un coscorrón, pero bien poca gracia que me iba a hacer y buena denuncia que lo mismo se llevaba. Lo que no tienen en cuenta es que para defender un argumento éste ha de poderse extender más allá del entorno limitado en el que ha sido planteado.

De acuerdo, no se puede ir cascando por ahí a la gente. Entonces, pido desde aquí a los políticos que prohíban ya mismo a la Policía y otros Cuerpos de Seguridad del Estado el uso de la violencia en cualquier contexto. ¿O ahora me van a salir conque no, que a veces sí que hace falta? Podrían decirme: la policía zurra únicamente a quienes se lo merecen. Lo mismo podría pensar un padre. Y, la verdad, cuando la policía carga, más vale no andar por ahí, porque acostumbran a no hilar muy fino en esos casos. ¿O me van a vender la idea de que lo hacen por un bien mayor? Lo mismo podría plantear un padre.

Lo mismo los comeflores de la CEAPA le dirían a la Policía que expresaban sobre la autoridad de los padres
existen otras formas de ejercer la autoridad [...]: «A través del razonamiento, del diálogo y de la cercanía».
Quiero suponer que los políticos (otros comeflores) que ayer votaron semejante estupidez no se dirigirían así a los Cuerpos de Seguridad.

Es muy probable que padres con una alta capacidad para la educación de niños no necesitaran recurrir a la bofetada. Si todos fuéramos como Supernanny, las zapatillas irían siempre a los pies y nunca al culo. El problema viene cuando al enfrentarse al mundo real, en el que no todos los padres son buenos, buenísimos educadores. Para muchos es mejor recurrir a un medio 'impuro' de educar, la bofetada, y con ello conseguir educar razonablemente bien al chaval, que prescindir de esa herramienta de control de la conducta, no poderla substituir por otra mejor, porque no la manejan, y quedarse con un niño asilvestrado.

2 comentarios:

  1. Ejercer la autoridad "a través del razonamiento, del diálogo y de la cercanía" es una imposibilidad metafísica con alguien que no razona, como por ejemplo, un niño de tres años. Por eso cualquiera que tenga hijos ha recurrido a medidas de fuerza, de uno u otro tipo.

    En otro plano, como un atracador o un terrorista tampoco razonan ni dialogan, hay que recurrir también con ellos a medidas de fuerza.

    Son, he dicho, planos distintos, pero confluyen en que los mismos comeflores (magnífica palabra) que prohiben el bofetón son los que solucionan el terrorismo con diálogo.

    Por otra parte, me has leído el pensamiento con lo de la "integridad física": todos estábamos de acuerdo en no castigar a los niños amputándoles la mano... ¿qué hay de nuevo?

    Y añado un argumento físico, que leí una vez a Eduardo Mendoza: puesto que el movimiento es relativo, lo mismo da que la mano se mueva hacia la cara que la cara se mueva hacia la mano. Pongámonos en el sistema de referencia de la mano (segundo caso) y se acabó el problema...

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  2. Había una vez un opositor a la pena de muerte que consideraba que todos los partidarios de la pena de muerte debían ser ejecutados. Había una vez unos legisladores tan contrarios al uso de la violencia y tan partidarios del uso del diálogo, que consideraban que la única manera de obligar a los padres a utilizar el diálogo era amenazándolos con utilizar con ellos la violencia.

    La próxima vez que mi bebé intente meter los dedos en el enchufe, ¿qué hago? Lo del diálogo ya he comprobado que no funciona (entre otras cosas porque no sabe hablar) ¿Llamo a la policía? ¿La policía sí está autorizada a utilizar la violencia con los niños y adolescentes, pero los padres no?

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