Una constitución es [..] una garantía para los ciudadanos para que ningún poder pueda invadir lo que es la esfera individual de una persona (sic), su libertad, sus derechos. Eso es una Constitución.
Usted podrán considerar que no hay quien, en su sano juicio, pueda discrepar de los contenidos apuntados por esa asignatura, que los valores que se defienden en Educación para la Ciudadanía son universalmente aceptados. En la descripción de la materia se utilizan palabras de las que a todos nos suenan bien. ¿Es posible estar en desacuerdo con la igualdad entre hombres y mujeres? Pocos lo estarán. Ahora bien, este concepto infradefinido guarda múltiples posibles interpretaciones. Y ahí empiezan los problemas. Para unos, igualdad es igualdad ante la ley, derecho ya básicamente satisfecho con el actual sistema jurídico. Para otros, todavía queda mucho camino por recorrer. Unos padres considerarán que el Estado tiene que apoyar a aquellas mujeres que deseen ser madres y que eso es cuestión de justicia de entre sexos. Otros pensarán que la maternidad es algo libremente elegido y que cada cual apechuge con sus decisiones. Para unos, que por ley se marque cuántos mujeres y hombres han de ir en las listas electorales es un disparate. Para otros, una medida necesaria. Por ejemplo.
¿Es posible estar en desacuerdo con la igualdad social? Antes, ¿qué es la igualdad social? Para unos padres será signo de igualdad social la redistribución de riqueza a través de los impuestos. Para otros, un avance hacia la igualdad social se conseguirá el día en el que quienes más ingresan no tengan que dar una mayor cantitad (total y en proporción) del dinero que generan. Eso sí que sería, desde su punto de vista, empezar a tratar a todos por igual.
¿Es posible estar en contra de la Constitución española? Para unos padres, jamás, porque la Constitución es lo más de lo más. Para otros, incluyendo una parte importante de los congresistas y senadores españoles, sí, sin el menor problema: la Constitución es algo a cambiar incluso en aspectos substanciales.
El problema de Educación para la Ciudadanía no son los objetivos de la asignatura. El problema es que ante unos objetivos tan etéreos caben múltiples interpretaciones y desarrollos, cada cual con una oferta de valores y de moral para los niños que nadie, absolutamente nadie, garantiza que vaya a ser afín a los valores que los padres desearían inculcar en sus hijos. El problema de Educación para la Ciudadanía no es tanto que el Estado quiera inculcar valores a los niños, como que el Estado fuerza que durante horas profesores inculquen valores de un modo explícito a los chavales con un control mínimo por parte de los padres de la coherencia entre sus aspiraciones educativas y lo que ocurre en el colegio.
¿Y cómo es posible hacer educación en valores en la escuela cuando la capacidad de elección de centro por parte de los padres es tan reducida? ¿Cómo pueden hacer los centros públicos un ideario propio cuando la selección y contratación de profesores se realiza desde fuera del propio colegio? ¿Cómo es posible que el Estado detecte los valores que los padres realmente desean para sus hijos cuando nada premia a los colegios que mejor saber ajustar su oferta a lo que los padres piden?
Hay conflicto con Educación para la Ciudadanía porque se nos está pidiendo que dejemos a nuestros hijos en las manos de a saber quién que le transmitirá a saber qué. Alguien que invadirá la esfera individual. Alguien que, tal vez, pise nuestros derechos constitucionales.
Como puedes imaginar, suscribo las preguntas del penúltimo párrafo. Absolutamente pertinentes.
ResponderEliminarEl que los padres puedan educar a sus hijos en los valores que crean adecuados no significa que tengan derecho a aislarlos de otros valores.
ResponderEliminarLos que tengan la suerte o desgracia de tener a sus padres tan involucrados en su educación moral podrán disfrutar de dos puntos de vista y las horribles ideas que los profesores intenten meterles en la cabeza podrán ser contrarrestadas por los amables progenitores.
A los demás niños no les vendrán mal unos valores que no provengan de la publicidad.
¿De qué tenemos miedo exactamente?
NOTA. También "Una constitución es [..] una garantía para los ciudadanos para que ningún poder pueda invadir lo que es la esfera individual de una persona (sic), su libertad, sus derechos. Eso es una Constitución." se muestra a distintas interpretaciones.
Miedo, lo que se dice miedo, de nada. Más que nada, porque dudo que la asignatura sirva de algo. La instrucción directa sobre valores es bastante inútil. Más me preocupan las horas que no se van a dedicar a temás más útiles.
ResponderEliminarEducación para la Ciudadanía no se plantea como un modo de dar una amplia variedad de perspectivas morales a los chicos, para que ellos después escojan. Cuando se pide a los padres que acepten sin rechistar el que sus hijos reciban unos ciertos valores en la escuela que discrepan de los propios, esa solicitud sale de personas que van a poder dar a sus hijos una educación homogénea: lo que les dirán en casa será lo mismo que les dirán en la escuela. Piden que los demás acepten lo que ellos no van a tener que recibir.
¿Aceptaría Zapatero que a sus hijas les contaran en el colegio que el servicio de pensiones español es un sistema piramidal inestable por definición? ¿Le gustaría que dedicaran horas a contarles que a las mujeres, en promedio, les interesa más el hogar y la vida tranquila que a los hombres y que eso explica, en importante medida, por qué las mujeres cobran menos? ¿Pensaría ante esto "qué bien, así tienen más opiniones a partir de las cuales poder construir la suya propia"? Lo dudo.
A Zapatero, no sé. A mí me parecería bien.
ResponderEliminarMe parece perfecto que tú lo veas así. Otros deseamos tener un mayor control sobre la educación que reciben (o recibirán) nuestros hijos. Parece que, por el momento, ganan quienes consideran que nuestros hijos han de ser educados conforme a valores que ni conocemos de antemano ni podemos escoger.
ResponderEliminar