Pero, la verdad, no me apetece nada escribir sobre ese tema. Hoy toca psicología de la vida cotidiana: conocimiento tal vez inútil pero interesante.
Piensen vívidamente en el siguiente escenario. Se describe una situación y se dan dos alternativas. Tienen que elegir cuál de las dos les resultaría emocionalmente más dolorosa, desagradable para ustedes:
Su pareja (o su relación previa, en el caso de no tenerla ahora) llega un día a casa y les suelta la muy temible frase "Tenemos que hablar". Les dice que no le ha sido fiel dado que...
- ha conocido a una persona con la que ha tenido relaciones sexuales, si bien sin involucrarse sentimentalmente;
- se ha enamorado profundamente de otra persona, si bien no ha tenido el menor contacto sexual con ella.
Desde el punto de vista de la psicología evolucionista, la respuesta es clara. Piensen que un hombre hace un acto de fe al aceptar la paternidad de aquellos niños que su pareja le presenta como suyos. Cuidar de hijos que no son propios es, en términos evolutivos, el invento del tebeo, porque es cargarse de obligaciones costosas a cambio de una ganancia nula en perpetuación de los propios genes. Si la mujer de uno se enamora de otro, malo, pero tira que te va. Siempre podrá buscarse otra. Peor es (en términos evolutivos, ténganlo en cuenta) encontrarse criando algo que genéticamente ni le va ni le viene.
Para una mujer, si su pareja quiere fertilizar a todas las mujeres de la tierra, allá él, siempre y cuando vuelva a casa para compartir con ella los frutos de su trabajo (trabajo, el de verdad, no el de fertilizando universal). Una mujer, en términos evolutivos, no pierde nada conque su hombre se vaya a la cama con otra o con otras cien. El problema de la infidelidad sexual para una mujer es que detrás de esta puede venir la emocional. Ya saben, si el roce hace el cariño, a ver si con tanta fricción acabará por saltar la chispa con alguna otra. El problema que puede tener una mujer es encontrarse con siete niños correteando por la casa y un marido que la abandona por otra.
La predicción evolucionista es, pues, que los hombres temerán más que las mujeres la infidelidad sexual. Dándole la vuelta, a las mujeres les resultará más desagradable la idea de la infidelidad emocional. Se espera que este patrón se encuentre en diferentes culturas, dado que forma parte del 'paquete básico' con el que nacemos. Habrá diferencias entre culturas sobre la preocupación global relativa a cada tipo de infidelidad, pero no en el patrón según sexos.
Vean estos resultados¹, con datos de estudiantes universitarios de Chile y de España. A los participantes en el estudio se les presentaron siete escenarios similares a los que mostraba yo anteriormente. Acá se muestran la media de veces que seleccionaron la opción de 'peor sexual' o 'peor emocional', según país y sexo, de tal modo que puntuaciones más altas corresponden a mayor preocupación por ese tipo de infidelidad.
Les he puesto estos resultados por ser los que tengo más a mano, por incluir a españoles y por comparar dos países distintos. Pero patrones similares (más preocupación de las mujeres, en comparación con los hombres, por la infidelidad emocional) vienen publicándose desde comienzos de los '90.
Pero no se vayan, que aún hay más. Las diferencias entre sexos no se reducen únicamente a la opción que eligen como más desagradable. También se manifiesta cuando se recoge el tiempo de respuesta a la pregunta. La idea es que las respuestas dadas en sentido contrario a lo evolutivamente marcado son más lentas que las respuestas que mantienen esa línea. Que un hombre diga que lo que más le preocupa es la infidelidad emocional supone que ese hombre ha sido capaz de vencer el 'automatismo' con el que ha nacido. Lo mismo para la respuesta contra-evolutiva de las mujeres. Esos son los resultados que obtienen con estudiantes alemanes, cuando se les presentó uno de las situciones como las que les comentaba antes y se recogió el tiempo que tardaban en contestar:
Se cumplen las predicciones. A casi nadie le hace gracia la infidelidad, pero lo que disgusta de ella parece estar modulado por el sexo y de un modo que parece venir marcado más por nuestra historia evolutiva que por nuestra socialización.
¹ Fernandez, A. M., Sierra, J. C., Zubeidat, I., & Vera-Villarroel, P. (2006). Sex differences in response to sexual and emotional infidelity among Spanish and Chilean students. Journal of Cross-Cultural Psychology, 37, 359-365.
Muy buen post... Lo eché un vistazo en su momento pero no tuve tiempo de leerlo detenidamente. Este es el tipo de cosas que la corrección política ha barrido del discurso público, porque en teoría los hombres y mujeres tenemos que ser iguales...
ResponderEliminarA ver si van calando las ideas de Harris, Pinker y compañía y algún día volvemos al sentido común...
que otros temas se relacionan con la infidelidad?
ResponderEliminarpuedes contestar las siguientes preguntas?
¿Qué es la infidelidad para ti?
¿Consideras que la infidelidad se presenta únicamente en los hombres?
¿La infidelidad se presenta únicamente en el matrimonio?
La infidelidad es la ruptura del pacto de exclusividad suscrito dentro de la pareja. Y cada pareja tiene unas cláusulas distintas. Para algunas, no hay amistad tolerable con personas del otro sexo. Para otras, una cana al aire no presenta ningún problema. Lo común es, creo, querer ser la 'persona de referencia' para la pareja y su único compañero sexual.
ResponderEliminarLa infidelidad se da, claro, entre hombres y entre mujeres. Para eso no hacen falta altas teorías psicológicas, sino mirar la experiencia cotidiana.
La infidelidad se da, también, fuera del matrimonio. Siempre que hay un pacto de pareja puede haber ruptura de ese pacto.