jueves, febrero 22, 2007

La jaula normativa y la universidad

La versión española del Espacio Europeo de Educación Superior está sacando (o volviendo a sacar) lo peor del sistema regulador de la universidad española. Comencemos por la muy llevada y traída Declaración de Bolonia. Busquen ahí si había alguna razón que justificara el proceso de cambio que se ha iniciado, con remodelación completa de la estructura de la enseñanza universitaria.
Son seis los objetivos recogidos en la Declaración de Bolonia:
  • La adopción de un sistema fácilmente legible y comparable de titulaciones, mediante la implantación, entre otras cuestiones, de un Suplemento al Diploma.
  • La adopción de un sistema basado, fundamentalmente, en dos ciclos principales.
  • El establecimiento de un sistema de créditos, como el sistema ECTS.
  • La promoción de la cooperación Europea para asegurar un nivel de calidad para el desarrollo de criterios y metodologías comparables.
  • La promoción de una necesaria dimensión Europea en la educación superior con particular énfasis en el desarrollo curricular.
  • La promoción de la movilidad y remoción de obstáculos para el ejercicio libre de la misma por los estudiantes, profesores y personal administrativo de las universidades y otras Instituciones de enseñanza superior europea.
Desde mi punto de vista, humilde y ligeramente ignorante, no había razón alguna para que los diversos gobiernos metieran a la universidad en el follón que la han metido. Al menos, no invocando el comodín europeo, que es la carta que se saca cuando uno quiere meterse en según qué berenjenales sin tener que justificar el porqué. Todos y cada uno de esos seis puntos eran fácilmente cumplibles con ligeros retoques de la norma aplicada hasta el momento.

Puede argumentarse que la universidad necesitaba una buena reforma y que Bolonia ha sido una excusa oportuna para ponerse a ello. Lo que tiene un punto de inmoral es cómo los políticos españoles se parapetan en iniciativas de nivel europeo para evitar las posibles reacciones negativas ante algunas de las medidas a emprender (por ejemplo, la supresión - o no - de ciertas titulaciones).

Puesto que lo que se viene haciendo hasta ahora no está justificado por lo recomendado por Europa, el responsable de las medidas adoptadas hasta el momento es el MEC. Veamos qué entiende el Ministerio por una universidad adaptada al siglo XXI:
Los títulos de Grado deberán cumplir las siguientes indicaciones:

a. Tendrán un contenido de 240 créditos ECTS, que comprenderán toda la formación teórica y práctica que el estudiante deba recibir: aspectos básicos de la rama de conocimiento, obligatorios u optativos, seminarios, prácticas externas, trabajos dirigidos, trabajo de fin de Grado, actividades de evaluación, etc.

b. El equilibrio entre la enseñanza teórica y práctica deberá estar en consonancia con las competencias fijadas en los objetivos.

c. El plan de estudios necesario para obtener el título contendrá como mínimo 60 créditos ECTS de formación en competencias y materias básicas en una o varias ramas. De ellos, al menos, el 60% de los créditos deberán estar vinculados a algunas de las materias que figuren en el anexo para la rama de conocimiento a la que se quiera adscribir el titulo. Estas materias deberán estar ofertadas en los primeros dos cursos académicos y deberán estar adaptadas a la titulación.

d. En cualquier caso, se deberá indicar qué materias de la lista del anexo serán reconocidas automáticamente a aquellos estudiantes que las hayan cursado en otra titulación de la misma u otra universidad.

e. Los estudiantes podrán elegir materias optativas por una extensión de entre 30 y 60 créditos ECTS, de una oferta mínima del doble y máxima del triple de materias a elegir. En estas materias pueden incluirse materias de carácter transversal como idiomas, etc.

f. Si se programan prácticas externas (o practicum) obligatorias u optativas, éstas tendrán una extensión máxima de 60 créditos ECTS y deberán ofrecerse en los últimos dos cursos académicos. Las prácticas se programarán de forma que no se impida que los estudiantes puedan cursar parte de su formación de grado, especialmente durante los dos últimos cursos académicos, en otra universidad.

g. El trabajo de fin de Grado tendrá una extensión mínima de 6 y máxima de 30 créditos ECTS. Este trabajo deberá realizarse en el último curso y será evaluado una vez que el estudiante haya superado el resto de evaluaciones previstas. El trabajo de fin de Grado deberá estar orientado a la evaluación de las competencias generales asociadas a la titulación.

h. Dentro del plan de estudios, de acuerdo con el artículo 44.i. del proyecto de reforma de la LOU, se podrán considerar como créditos con reconocimiento académico la participación de los estudiantes en actividades universitarias culturales, deportivas, de representación estudiantil, solidarias y de cooperación hasta un máximo de 6 créditos ECTS.
¿Les parece que la universidad que se avecina tiene una estructura un tanto rígida? Pues no se vayan, que aún hay más. En una propuesta para el debate reciente se especifica el listado de posibles asignaturas comunes por rama de conocimiento, desarrollando el punto c del listado anterior.
6. El plan de estudios de todos los títulos deberá contener 60 créditos diseñados a partir cualquiera de las materias básicas contenidas en el listado general (de las 5 ramas propuestas) de este documento, que deberán ser programadas en los dos primeros cursos. Estas materias básicas se podrán concretar en asignaturas que deberán tener una extensión mínima de 6 créditos ECTS cada una. De esos 60 créditos, al menos 36 créditos ECTS deberán pertenecer a una de las ramas.
La universidad adaptada a los tiempos de rápido cambio en los que vivimos necesita que le marquen bien el camino, que le digan sin margen de duda qué tiene que hacer, que no haya orientaciones ni directrices, sino normas bien establecidas, de las que nadie pueda escaparse. Necesita una estructura inflexible que, en el caso de ser oportuna su moficación, obligue a abrir un nuevo proceso legislativo complejo, que bloquee las aspiraciones de cambio de los centros más dinámicos.

¿Cómo lo ven ustedes?

4 comentarios:

  1. Yo creo que la universidad española necesitaba cambios... muchos cambios. Pero no lo que se está haciendo.

    De hecho, aquí importa poco que se va a enseñar o que necesitan los futuros profesionales de un sector X. Sólo importa mantener las cuotas de poder.

    Por ejemplo, en química, ¿por qué tienen el mismo peso las cuatro ramas si la mayoría de gente escoge una de ellas y sólo dos tienen una salida profesional real?

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  2. Todo esto "de Bolonia" está siendo un batiburrillo sin ninguna coherencia y además, como bien dices, era innecesario. No estoy muy enterado de cómo se está haciendo en otros países, pero creo que ninguno ha considerado necesario poner patas arriba todo su sistema universitario. Lo que no acabo de entender es quién ha promovido esto; me da la impresión de que es una cosa que se ha ido liando sola.

    No se me había ocurrido lo de la "jaula normativa", pero es cierto. Se ponen a reformar la Universidad y lo único que les preocupa es regularlo todo. Yo creo que es por miedo a que si no se regula, cada uno haga lo que le de la gana y tengamos un sistema totalmente incoherente. Pero en realidad con el estado autonómico la incoherencia ya la tenemos garantizada...Lo que hacía falta es obligar a las universidades a competir: que se juegen su dinero y su prestigio en vez de tener garantizada la subvención.

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  3. Anso, el peso que ha de tener cada rama creo que es el campo de batalla de dos guerras separadas:

    - Universidad como lugar de conocimiento vs. universidad como formación ocupacional. Para los primeros, la Química será la Química al margen de lo que opinen los estudiantes o el mercado laboral. Una rama por poco demandada no pierde puntos desde esta perspectiva.

    - Universidad como guerra interdepartamental. Si no hay materias de una cierta área, no habrá plazas, no habrá financiación.

    Lo que habrá que ver es qué ocurre cuando los estudiantes se den de bofetadas para ir a por el postgrado de una cierta especialidad, dejando otros vacíos. Habrá que ver cómo reaccionan las facultades y las universidades.

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  4. El problema es que aquí el prosgrado es el mismo, para que sea más potente, dicen, y así de calidad. El caso es que la ayoría de ellos están tutorizados por alguien de una de las dos ramas mayoritarias. El MEC también concede dinero de forma diferente según la rama. ¿Por qué se reparten en igual número los becarios propios de la UAB o los espacios, por poner un par de ejemplos?

    Supongo que esto pasa igual en todas partes.

    Respecto a lo de "lugar de conocimiento". Estoy de acuerdo, pero cierran tanto el camino que nadie puede optar por el lado "ocupacionalmente más útil".

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