Los estudios y las encuestas pueden servir para dos fines, no necesariamente contrapuestos: a) conocer el estado de lo evaluado; b) defender mis intereses. El problema es cuando la baja calidad de una investigación no me permite satisfacer a, pero eso me da igual porque sí que me viene bien para b. Como ejemplo, el Estudio Cisneros VIII: Violencia contra profesores, cuyas limitaciones comenta Wonka en esta anotación de su blog.
No quiero trivializar el problema. Muy probablemente, educar es cada vez más duro. Pero sólo con estudios rigurosos podremos aportar luz a los problemas.
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